Este artículo fue publicado originalmente por el editor de “Restoration”, una publicación de Madonna House en Octubre de 2008. Kirsten se casó con Hugh el 1 de Enero de 2011
Ella sentía hambre por la Eucaristía: Una historia de Conversión
Kirsten se preguntaba frustrada: ¿Por qué tenemos comunión sólo una vez al mes? Yo la quiero cada día. [El] “nosotros” era la pequeña Iglesia Evangélica a la que ella pertenecía.
Kirsten, tenía unos treinta años cuando se mudó desde Calgary, Alberta a Kelowna, British Columbia para integrarse a vivir en una casa de oración.
Le encantaba Juan 6: Jesús les respondió: «Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él” Jn 6, 53-56
Ella se preguntaba: ¿Por qué la gente nunca habla sobre este pasaje? ¿Por qué nadie predica acerca de esto?
Kirsten sentía la necesidad de la fortaleza y el sostén dado por Cristo, una fuerza y sostén que sentía recibiría sólo con la comunión. Leyó un artículo evangélico sobre una cosa totalmente inusual: “darse a sí mismo la comunión” y entonces se sintió llamada a hacerlo ¡Todos los días!
De modo que, como parte de su oración de cada mañana, hacía su “amistad / relación/ seguimiento con el Señor (fellowship with the Lord)” en que comía una galletita salada y tomaba un poco de agua en memorial de la Eucaristía y después hacía oración, lo que podía durar desde diez minutos hasta una hora y media.
En 2003 después de haber vivido por dos años en la casa de oración, Kirsten sintió que el Señor la llamaba a irse a vivir a Ottawa. Una pareja de su provincia le había hablado de abrir una casa de oración allí para rezar por el gobierno canadiense, especialmente por los líderes políticos.
“¡Ottawa! –le dije al Señor- Yo no quiero ir a Ottawa, yo no conozco a nadie allí. Yo soy del oeste. No está esto en mis planes” Y como la casa no se abría, ella permaneció donde estaba, esperando en el Señor.
En el verano de 2006, Kirsten tuvo un sueño sobre la Eucaristía. En ese sueño sintió que el Señor le decía que en la Eucaristía encontraría más sanación, más profundidad y más tesoros, que no podría encontrar en la comunión que conocía hasta entonces. En ese momento Kirsten “comulgaba” cada mañana [al estilo evangélico] desde hacía cuatro años.
Cuando se despertó se dijo: “¡Señor, si ese sueño viene de ti, ponlo frente a mi de otro modo porque sino no voy tomarlo. Eso es católico!
¡Católico! Para Kirsten significaba idolatría, adoración de María, oraciones memorizadas sin significados y otras tantas cosas malas.
En Enero de 2007, unos pocos meses después de aquel sueño, fue el momento de encaminarse hacia el Este, de ir a Ottawa. Cuando sus hermanos de la Iglesia la bendijeron para irse alguien le dio una palabra en profecía: “Hay algo para ti en Dows Lake” ¿Dows Lake? Ella nunca había escuchado ese nombre y rápidamente se olvidó de aquello.
Cuando llegó a Ottawa., asistió a una conferencia de Iglesia, se alojó en un hotel porque la casa de oración aún no estaba lista para que ella llegara...y probablemente no lo estaría hasta un par de meses después. Tal que, le pidió al Señor que le ayudara a encontrar un lugar para vivir durante este tiempo. Tal vez haría algún contacto en la conferencia.
El último día de esa conferencia, conoció a una mujer, que al conocer su necesidad de alojamiento le dijo: “Acabo de vender mi casa, pero los nuevos dueños no la van a ocupar sino hasta dentro de dos semanas, puedes quedarte allí si quieres hasta que ellos lleguen”.
Kirsten le agradeció mucho y cuando iban hacia la casa, la mujer le comentó que era católica. Cuando Kirsten la escuchó sintió mucho miedo y rezó interiormente: “Oh Dios, por favor protégeme del engaño”.
Esta señora tenía muchos libros católicos y Kirsten estuvo durante esas dos semanas leyéndolos. Encontró textos sobre la Eucaristía, la vida de los santos y otros temas católicos. Evitó escuchar el CD con la historia de conversión de Scott Hahn
Estaba al mismo tiempo buscando un lugar en el que pueda vivir luego que se acaben esas dos semanas. Era febrero y la nieve estaba hasta las rodillas. Intentó varias cosas pero nada parecía haber disponible.
Finalmente se compró un periódico, el Ottawa Citizen y se puso a leer los clasificados. En negrita encontró un par de palabras: “Dows Lake”. ¡Dows Lake! Más tarde descubrió que ese era el nombre de un barrio, que allí había una habitación disponible para alquilar y que el anuncio describía un hogar “cristiano, limpio y tranquilo”.
Kirsten llamó, explicando que quería rentar sólo por unos pocos meses y preguntó si le autorizarían a hacer oración durante la mañana.
“Sí, por supuesto” respondió la señora. “Yo soy católica de la renovación carismática y hay una iglesia cerquita, a dos cuadras que te encantará”
"¡Oh, no, otro católico!. Kirsten nunca había conocido a ningún católico en toda su vida hasta bien entrados sus veinte años ¡Y ahora se encontraba con dos, uno detrás de otro!"
Para sus adentros, Kirsten se dijo: “No voy a poner pie en esa iglesia. Sólo voy a tolerar estar en esa casa porque no tengo otra salida hasta que consiga algo. Invoco la Sangre de Jesús sobre mí, sálvame Padre del engaño”
El último día de los quince en la primera casa, Kirsten tomó coraje para escuchar el CD de Scott Hahn. Tan pronto como éste empezó a sonar, ella empezó a llorar. Sabía que el Espíritu Santo le estaba hablando. Scott Hahn también había sido anticatólico, un prominente teólogo protestante y ahora era católico. ¡Con seguridad a él no hubieran podido engañarlo!
Aquella noche escribió en su diario: “Señor, tengo miedo de dónde me estás pidiendo que vaya. Ayúdame a perseverar en tu seguimiento”
Se mudó entonces a la habitación de Dows Lake y poco tiempo después se sintió tocada: “Algo está pasando en mi vida. Se llama católico”
Ella pensaba que tal vez Dios la estaba enviando a aquél hogar para que le abriera los ojos a esa señora y la libere de la Mario-latría y las oraciones memorizadas.
Sin embargo, después de algo de duda y orando por la protección del Señor, [ayudada por el clima que le impedía llegar a su propia iglesia] Kirsten finalmente asistió a una misa con aquella señora. Cuando llegó el momento de la comunión, Kirsten empezó a llorar y no podía parar de llorar.
Volvió una vez más y otra vez y en cada misa pasaba lo mismo. Cuando llegaba la comunión, Kirsten lloraba.
Después, la señora la invitó a un New Life Retreat (Retiro de Nueva Vida o Seminario de Vida en el Espíritu). Kirsten fue. Gradualmente se empezó a enamorar de “las cosas católicas”. Sin embargo no fue nada gradual su hambre por la Eucaristía, al contrario eso era un deseo ardiente.
Recién en junio, el director de la casa de oración la llamó para hacerle saber que podía mudarse finalmente allí.
¿Qué haría? Ella sabía que se estaba encaminando hacia la Iglesia Católica. ¿Acaso la dejarían ser parte en esas condiciones de una casa de oración evangélica? Una cosa estaba clara: si tenía que elegir entre la casa de oración y la Iglesia Católica, optaría por la Eucaristía, y la Iglesia Católica.
Se reunió entonces con el director. Él le respondió que “Esta casa es no denominacional. Todos estamos caminando. De modo que aún así como estés eres bienvenida” y entonces se mudó a la casa de oración.
En agosto ya estaba claro para Kirsten que el Señor la llamaba a hacerse católica. Entonces entró a un programa que la preparara para ser recibida en la Iglesia Católica.
Su hambre por la Eucaristía se hizo insostenible, finalmente Kirsten se acercó a un sacerdote para hablar de eso. “No puedo esperar hasta la Pascua para recibir la Eucaristía. ¿Hay algo que se pueda hacer? ¿Puedo hacerme católica antes? Fr. Charles, sabía que Kirsten tenía un diploma en teología y que había estado leyendo y estudiando mucho, que se había conectado con gente que le podría ayudar y apoyar. Entonces le dijo que podría ser recibida en la Iglesia en Noviembre.
Y eso ocurrió, el 18 de Noviembre de 2007, Kirsten Harty rezó su profesión de fe. ¡Varios hermanos evangélicos de su casa de oración asistieron a aquella misa!
Kirsten no sabe adonde el Señor la llevará en el siguiente paso, al momento de publicado este artículo, ella es una miembro católica de la National House of Prayer, evangélica. Una católica, en el mundo evangélico.
¿Qué ganó ella con todo esto? “Estoy aprendiendo a que no puedo limitar a Dios en un cajón. Mi visión es muy limitada. Mi oración es: Señor, ayúdame a permanecer contigo y a continuar siguiéndote. Sus planes son mucho más grandes que los nuestros. Nunca hubiera pensado que viviría en Ottawa y nunca, ni en los más remotos sueños, ¡hubiera imaginado hacerme católica!”
Ver también: La experiencia de Kirsten con el Rosario